Las enfermedades exantémicas suelen producirse durante la etapa de la niñez, pero se puede presentar, inclusive en el embarazo, como por ejemplos, la rubéola.
Esta enfermedad es producida por el virus de la rubéola, cuya transmisión, se debe a las partículas de gotas que se expulsan hacia el exterior.
Sus síntomas van desde congestión nasal, dolor de cabeza, malestar general, fiebre de menor intensidad y la característica erupción en la piel de color rosa o rojizo.
De presentarse en el embarazo, puede provocar complicaciones en el bebé, como la rubéola congénita.
Ahora bien, este post abordará todo lo relacionado con la rubéola en el embarazo y sus manifestaciones clínicas.
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¿Qué es la rubéola?
Es una infección respiratoria y cutánea de origen viral, que puede provocar inflamación de los ganglios, erupción en la piel y otros síntomas generales.
¿Quién ocasiona la rubéola?
El agente viral responsable de esta manifestación exantémica es el virus de la rubéola, que es de tipo RNA y cuya actividad, se disemina por las gotitas contaminadas.
Estas gotitas se esparcen por el aire, provocando síntomas, posterior a los 7 días de exposición.
Síntomas de la rubeola en el embarazo
Al igual que en la infancia o la adultez, el periodo de incubación de la rubéola es de 14 a 21 días.
Sin embargo, los primeros síntomas o la fase inicial de la rubéola, donde va desde malestar general, fiebre y secreción nasal, aparece en los 5 días iniciales de la enfermedad.
En esa misma fase, aparece los ganglios inflamados, sobre todo, en los adultos y mujeres embarazadas, donde tiene mayor distribución detrás de la cabeza, oídos y cuello.
Con respecto a la erupción exantemática, comienza en la cara, cuello y se extiende a miembros y tronco, teniendo cierto comportamiento similar al sarampión.
Al inicio de la erupción, aparece un enrojecimiento macular en el área de las lesiones, que desaparece a la digito-presión.
En el paladar blando, se forman unos punticos rojos, que se les denomina ‘manchas de Forschheimer’, dicho exantema tiene un periodo de duración máximo de cinco días.
Diagnóstico de la rubéola
Principalmente, la rubéola se diagnostica con la impresión de las lesiones cutáneas, sumado al aumento de los ganglios y su distribución.
Ante sospecha de alguna enfermedad exantémica en las embarazadas, se les debe realizar análisis de laboratorio para confirmar el diagnóstico.
En la fase aguda, un incremento de los títulos de anticuerpos, confirma el cuadro, además, de la presencia de IgM contra la rubéola.
Por otro lado, se practica la detección del RNA del virus en la reacción de cadena polimerasa (PCR) en las secreciones nasales, orofaríngeas y garganta.
Asimismo, se debe sospechar de otras enfermedades exantémicas como mononucleosis infecciosa, sarampión, sífilis secundaria, escarlatina y otros agentes virales.
Tratamiento de la rubéola en el embarazo
El tratamiento va acorde al periodo de gestación y la compatibilidad de los fármacos que no atraviesan la barrera hemato-placentaria.
Por ende, el tratamiento va encaminado a controlar los síntomas, y no existe un medicamento que elimine el virus.
Generalmente, se emplean medicamentos para tratar los síntomas del dolor, malestar general y la fiebre.
Sumado a ello, el reposo y aislamiento de la embarazada, además, de una dieta saludable con su hidratación correspondiente.
Si presentas algunos síntomas similares y por si las dudas, acude al médico, y evita la automedicación.
Autores: Samuel y Marines de García.
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